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Nace la moto eléctrica

Las baterías que usa son lo último en tecnología por su alto grado de seguridad y reciclaje. Foto: Archivo
Se llama Enertia y tiene la particularidad de ser la primera motocicleta completamente eléctrica que se comercializa en el mundo y, por lo tanto, con cero gramos de emisiones contaminantes. Brammo, una empresa radicada en el estado norteamericano de Oregón, es la encargada de fabricar este vehículo, cuyo diseño ha surgido de la imaginación de Brian Wismann.
La idea de desarrollar la moto surgió a raíz de un curioso (al menos por el nombre) documental emitido en su país y llamado ¿Quién asesinó al coche eléctrico? En muy poco tiempo, la nueva motocicleta eléctrica se hacía realidad. En su aspecto, al menos así lo define su creador, se han tenido en cuenta las formas de un ordenador de Apple, pero a la vista de las imágenes, no parece que esta inspiración acabe de plasmarse.
Prestaciones y rentabilidad de consumo
La Enertia, con capacidad para un único ocupante, no parece estar en condiciones de batirse con las mejores Ducati, al menos en lo que se refiere a las prestaciones. Una velocidad máxima de 90 kilómetros por hora, con una autonomía máxima de 80 kilómetros, son sus credenciales, con un peso de 125 kilos, por lo que su uso debiera estar restringido a las ciudades o trayectos muy cortos. No obstante, la Enertia supera, tanto en prestaciones como en rentabilidad del consumo (al menos a tenor de los datos ofrecidos por Brammo), a todas las motocicletas que hoy en día circulan con gas.
En todo caso, la fuerza máxima del motor (el par) es constante y desde el principio de su empleo, como es lo habitual en los motores movidos por electricidad. Sólo tarda 3,8 segundos en pasar de 0 a 55 km/h, lo que no está nada mal para un motor de estas características.
Naturalmente, una de las primeras diferencias que se notan al arrancar la Enertia es la completa ausencia de ruido. En marcha, este será únicamente el derivado de la rodadura y la aerodinámica. Ante la falta de ese acicate tan propio de los vehículos de dos ruedas, Weismann comentaba que "la conducción de esta moto debe ser muy emocional, como la práctica de la vela, sin que el ruido se interponga en nuestro camino".

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